El arte y la tradición maya se mantienen vivos en las manos de Juan Cima Barzón, un escultor originario de Dzula, Quintana Roo, que transforma la madera de la selva en piezas llenas de historia y vida. Inspirado por la milpa, la salud comunitaria y las leyendas como la Xtabay, sus obras no solo reflejan la cultura de su pueblo, sino que han llegado a lugares tan lejanos como Roma.
«El Chiclero»: Un tributo a la tradición
Entre sus obras más emblemáticas se encuentra El Chiclero, una escultura de 150 x 60 cm tallada en madera de caoba. Esta pieza captura la esencia de una de las prácticas más antiguas y representativas de las comunidades rurales de Felipe Carrillo Puerto: la extracción de la resina del árbol de chicozapote, materia prima del chicle.
Aunque el arte de Juan ha cruzado continentes, la tradición del chicle también sigue vigente. Los campesinos mayas continúan exportando la resina del chicozapote a Japón, un país que ha mantenido esta relación comercial por años. Esta conexión demuestra cómo las raíces culturales y económicas de los pueblos mayas siguen siendo parte del presente.
Sin lugar a dudas, el arte de Juan Cima Barzón es más que solo esculturas: es un homenaje a la identidad maya y a sus prácticas comunitarias. Cada pieza, tallada con precisión y cuidado, nos invita a conocer más sobre las historias que aún viven en los corazones de las comunidades mayas.