El chicle maya, una tradición milenaria, acaba de recibir un gran reconocimiento con la Indicación Geográfica (IG), un logro que no solo preserva esta práctica ancestral, sino que también impulsa su visibilidad en mercados nacionales e internacionales. Este distintivo es resultado de la colaboración entre el Gobierno de Quintana Roo, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDE).
¿Por qué es importante la Indicación Geográfica?
Este reconocimiento es clave para las comunidades mayas que han trabajado durante generaciones en la recolección del chicle, extraído del árbol chicozapote. Ahora, el chicle maya no solo cuenta con una mayor protección frente a la competencia desleal, sino que también abre las puertas a mejores precios y mayores ingresos para los productores locales.
Un paso hacia la prosperidad compartida
La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, destacó que este hito representa un gran avance para la economía rural del estado. «Trabajamos todos los días, 24/7, para que la prosperidad llegue a las comunidades mayas», afirmó. Con una visión inclusiva y feminista, su gobierno ha impulsado esta iniciativa como parte del Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo de Quintana Roo, que busca cerrar las brechas de desigualdad.
El camino hacia la Indicación Geográfica no fue sencillo. Después de siete años de trabajo, la gestión actual logró concretar este reconocimiento, publicado oficialmente en el Diario Oficial de la Federación. Con este respaldo, el chicle maya no solo ganará presencia en el mercado, sino que se protegerá la tradición y el sustento de cientos de familias quintanarroenses.
La tradición del chicle y modernidad de la mano
El chicle ha sido parte integral de la cultura maya por siglos. Este logro no solo refuerza la identidad cultural de la región, sino que también asegura que las futuras generaciones puedan continuar beneficiándose de esta valiosa práctica, combinando tradición con oportunidades de desarrollo económico.