Expertos en economía han comenzado a advertir sobre los riesgos de una posible recesión en México para 2025, derivada de factores internos y externos que podrían afectar el crecimiento económico del país. Entre las principales preocupaciones se encuentran la desaceleración global, el impacto de la inflación prolongada, y las tensiones comerciales con Estados Unidos.
Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México, ha señalado que las proyecciones de crecimiento económico para 2025 son preocupantes debido a la ralentización de la economía global. A esto se suman factores como la inestabilidad política y la falta de reformas estructurales que podrían limitar la capacidad de México para atraer inversión y estimular el consumo interno.
Por su parte, Valeria Moy, directora del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha destacado que la falta de certidumbre en temas como la política energética y las reglas del T-MEC también podrían influir en la confianza de los inversionistas extranjeros, lo que impactaría directamente en el empleo y la actividad económica.
Políticas fiscales clave para mitigar una posible recesión
Otros analistas mencionan que las políticas fiscales del nuevo gobierno serán claves para mitigar los efectos de una posible recesión. Aseguran que un enfoque en austeridad responsable, acompañado de incentivos para sectores clave como la manufactura y el nearshoring, podría ayudar a contrarrestar el impacto de una desaceleración.
A pesar de estas advertencias, hay señales mixtas en el panorama económico. Si bien la inflación ha comenzado a moderarse, los desafíos globales como las tensiones geopolíticas y las interrupciones en las cadenas de suministro siguen siendo factores que podrían frenar la recuperación económica de México.
En resumen, los analistas coinciden en que México enfrenta un panorama económico desafiante en 2025, donde la clave será equilibrar una política fiscal prudente con medidas que impulsen la inversión y el crecimiento, para evitar una posible recesión.